Reconocemos que tiene un par de canciones que, por mimetismo con otras o por pura combinación matemática, pueden llegar a ser interesantes. Pero ya. Robbie Williams nos recuerda al famoso burro de la fábula que un día encontró una flauta tirada en el suelo y sopló haciendo música. Que lo haga una vez no significa que lo pueda hacer cuantas veces quiera.
Saca nuevo disco, ‘Reality killed de video star’, un remedo de aquella canción fundacional de los años 80 un millón de veces resucitada para el cine y la televisión en versión nostálgica. El brazo bajito y algo tarado de los cavazanjas de Take That les dejó en la cuneta para irse en solitario y soñar con ser un crooner: craso error, eres demasiado paquete inglés de galletas prensadas como para dedicarte al tema.
Pusimos a un becario a escuchar el disco que ha colgado mercantilmente ‘El País’ en su web (sólo un aperitivo, menos mal) y se ha quedado como el protagonista de ‘La naranja mecánica’. Anda por ahí matando gente cada vez que oye sonar la voz de Williams. Resultado: aburrido, previsible, bailón a ratos, muy comercial en otros. Por algo no ha triunfado realmente fuera de Gran Bretaña.
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